30 diciembre, 2007

Delirios II

La inevitable presencia de las cosas
va predicando tus recuerdos

No es que me esté volviendo loca,
son solo tus cosas,
ellas realmente te extrañan
y me contagian lo que añoran.

Sin importar si fueron tres o cuatro días,
creo que las líneas de mi mano
aún lloran
el suave tacto de las tuyas.

Creo haber escuchado sollozar
a aquel disco que me diste.
Mis labios aún pueden saborear
la dulzura de tu boca

Y no me duele haberte perdido
me dolió el que no te tuve nunca.
Porque así tenían que ser las cosas,
tus cosas.

Porque de no haber sido así,
talvez no nada hubiese aprendido
solo entonces las cosas no gritarían
tu nombre.

Hay veces que se despiertan las memorias.
Hoy tus pasos se escuchan a lo lejos
y tu olor me invade los sentidos.

Mas de repente se van las sensaciones,
alejandose en el aire,
dejando vacíos los deseos de volver a tocarte,
de volver a amarte.

Creo muchas veces que ni yo misma me entiendo.
No sé si te sigo amando
o si solo me gusta tu recuerdo.

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