04 septiembre, 2008

No. 4

En este amor fortuito que sucumbe ante el misterio de otros brazos,
crece el celo de la noche a un cuerpo ausente.

Tanto frío que se aspira entre las sabanas

y aun con la distancia
me toca
y duele
pintando el cielo de lluvia
con la tradicional melancolía de un adiós entre las nubes.

Tengo un sueño que se aniquila,
he irrumpen pesadillas de una fe que no llega
y sin embargo ansío.

Tantas ganas de saber que habrá un camino,
que hay futuro,
que todo será mejor entonces.

Tan difícil creer en el crepúsculo enrojecido

de tanto y tanto veneno purificado.

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