24 marzo, 2008

Aire

Sentí como entrabas con el viento
y recordé como te posesionaste de mi espina
para llenarla de escalofríos
que solo en tu voz se refugian con fervor.

No sé como puedes dormir tan tranquilo
sabiendo que hay alguien acá afuera
que desgarraría la fina película que te protege
para incrustarse en tus sueños
y morder cada una de las células
que manipulan a este potente instinto
de dependencia a ti.

Siempre te escapas,
como el siroco que te permite
ver las estrellas entre las nubes de polvo

El siroco,
que tiene ese calor almacenado durante meses
para arder debajo de mis costillas
y salir huyendo por la ventana.

Fue entonces cuando la nostalgia logró su cometido
y me abandonó a mi suerte
mientras tu permanecías inmóvil,
viento estancado entre mis manos.

He sentido como te vas colando entre mis dedos,
y si es que acaso comienzas a huir de mi,
aquí te dejo un beso que tal vez te haga voltear,
Aunque sea a verme...

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